El lapiz optico que no cesa!!!

Las provincias.es (13/05/2010)

La cárcel controlará electrónicamente que sus funcionarios realicen las rondas nocturnas

El sistema se pondrá en marcha este mes en la enfermería de Picassent y posteriormente se ampliará al resto de módulos de la prisión

Los datos del lápiz óptico sobre los trayectos se descargan y almacenan en un ordenador

La cárcel de Picassent se moderniza. La prisión está instalando un sistema electrónico que verificará que los funcionarios realizan las correspondientes rondas nocturnas. Esta vigilancia consiste en recorrer las galerías de las celdas y las zonas comunes. De momento, el dispositivo comenzará a funcionar este mes en la enfermería de la prisión, un área que tiene capacidad para unos 200 reclusos repartidos en cuatro módulos, según ha podido saber LAS PROVINCIAS.

No habrá ninguna diferencia entre la carga de trabajo actual y la que habrá en un futuro, una vez se encuentre operativo el nuevo sistema. Se realizarán el mismo número de vigilancias. Eso no varía. Sólo el control sobre cada una de ellas. En esta zona de la cárcel, las rondas se realizan cada hora al igual que en aislamiento o primer grado, donde residen los presos más peligrosos. En otros departamentos, la vigilancia rutinaria se efectúa cada dos horas.

Hasta la fecha, la verificación de las rondas se realizaba a través de un control de firma, algo muy rudimentario para la seguridad que exige un centro de estas características. Al terminar su recorrido, el funcionario de turno firmaba un parte con las incidencias si es que se había producido algún hecho destacable.

Ahora, la tecnología permite cambiar esta forma de trabajo. El funcionario recibirá una especie de lápiz óptico al iniciar su jornada nocturna. A lo largo del trayecto que se encuentra bajo su supervisión se situarán varios puntos de control. El trabajador deberá colocar el dispositivo sobre cada uno de ellos para que quede constancia de su paso por ese lugar. Posteriormente, una vez termine su trabajo, se lo entregará a su superior, quien descargará los datos del aparato en un ordenador.

¿Y para qué un sistema de estas características? Una de las consecuencias será un mayor control. Se sabrá, sin género de duda, si el funcionario ha realizado la ronda y a qué hora. Las fuentes consultadas descartan que existan sospechas de que los funcionarios no cumplen con su cometido. Se trata precisamente de una «garantía» para el trabajador. Por ejemplo, se puede dar el caso de que un preso fallezca, resulte herido o sea atacado por otro interno. En cualquier cárcel estas posibilidades no causan sorpresa a ningún funcionario.

Luego, si el asunto llega a los tribunales -que llegará- se le pueden exigir responsabilidades al propio trabajador o a la Administración del Estado. En otras ocasiones, el Gobierno ya ha sido condenado a pagar elevadas indemnizaciones por otros motivos como, por ejemplo, carencias en la seguridad.

Las mismas fuentes desvinculan la instalación de este sistema con el reciente caso de la prisión de Alcalá Meco, donde algunos funcionarios obtenían favores sexuales a cambio de otro tipo de prestaciones a las reclusas. De hecho, la idea de colocar el dispositivo -ya se trabaja con él en otras prisiones- partió desde Madrid hace un año.

Sin embargo, la remodelación que recientemente se realizó en la enfermería de la cárcel, junto a otras obras más urgentes, aplazaron la instalación. El objetivo es que esté conectado en aproximadamente una semana si no se producen retrasos.

La medida refuerza la seguridad en la prisión. Porque este es básicamente el objetivo de una ronda: detectar rápidamente cualquier incidente, como una pelea o un intento de fuga.

Especial atención merecen los suicidios. Prisiones dispone de un protocolo de vigilancia de los reclusos con más riesgo de querer quitarse la vida. Suele ser una medida que se aplica a personas que entran por primera vez en prisión o aquellas que provienen de un ambiente 'normalizado' y al llegar se derrumban. Este plan consiste en una vigilancia especial. En ocasiones, cuentan con el apoyo de un preso de confianza, que controla sus movimientos.